lunes, 14 de marzo de 2011

BELLA




He dejado de contar los días que pienso en ti,
por que se que todos los que vienen serán igual
he descubierto que el tiempo no es eterno
y que se detiene cuando escucho tu voz imaginaria y bella,
me has dado el regalo mas grande que jamas recibí: el poder elegir de entre tu silencio las palabras que necesito para sobrevivir
las mas adecuadas, las mas bellas,
palabras que florecen en la negra fértil y húmeda tierra de mi soledad,
pero que marchitan cuando regreso involuntariamente a la realidad
mi corazón y mis labios te conocen como
"BELLA" 
alguna vez me lo dijeron en una noche de primavera 
por cierto llovía...
por cierto lloraba...
por cierto dijiste:
me llamo poesía 



JOSE MANUEL ORTEGA .

miércoles, 2 de marzo de 2011

CUANDO NACIÓ MI TRISTEZA



Cuando nació mi Tristeza, le prodigué mil cuidados, y la vigilé con amorosa ternura.
Y mi Tristeza creció como todos los seres vivientes, fuerte y hermosa y llena de maravillosas gracias.
Y mi tristeza y yo nos amábamos, y amábamos al mundo que nos rodeaba. Pues mi Tristeza era de corazón bondadoso, y el mío también era amable cuando estaba lleno de Tristeza.
Y cuando hablábamos, mi Tristeza y yo, nuestros días eran alados y nuestras noches estaban engalanadas de sueños; porque mi Tristeza era elocuente, y mi lengua también era elocuente con la Tristeza.
Y cuando mi Tristeza y yo cantábamos juntos, nuestros vecinos sentábanse a la ventana a escucharnos; pues nuestros cantos eran profundos como el mar, y nuestras melodías estaban impregnadas de extraños recuerdos.
Y cuando caminábamos juntos, mi tristeza y yo, la gente nos miraba con amables ojos, y cuchicheaba con extremada dulzura. Y también había quien nos envidiara, pues mi Triste za era un ser noble, y yo me sentía orgulloso de mi Tristeza. Pero murió mi Tristeza, como todo ser viviente, y me quedé solo, con mis reflexiones.
Y ahora, cuando hablo, mis palabras suenan pesadas en mis oídos.
Y cuando canto, mis vecinos ya no escuchan mis canciones.
Y cuando camino solo por la calle, ya nadie me mira. Sólo en sueños oigo voces que dicen compadecidas: "Mirad: allí yace el hombre al que se le murió su Tristeza".

KHALIL GIBRAN KHALIL